Días de abril
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this city is getting old
to me, future plans are exciting fantasies
games i imagine i would love to play
now present situations feel like known scenes
most of them washed out of any wonder within
worrying has become a superficial act,
‘cause long ago, these problems had already been solved
and so there’s a thought that’s been coming afloat
there’s something in my life that’s been still for too long
have i been still for too long?
i wonder why my soul needs new suggestions from the external world
well maybe i could let myself drown in internal shit
but it turns out i’m not sick, i’ve got plenty of energy
the disc is repeating and it’s starting to itch
everywhere it smells of nostalgic sunset trees
pretty sure life ain’t just a collection of pics
don’t really think the only option is to watch tv
there’s a chance that beyond all these plastic stimuli
out there and in me there actually exists
some fierce, nurturing, unexplored territory
3. opciones
-¿y qué tal, una ingeniería? ¿Algo técnico pero más aplicado o más humanitario? ¿Qué tal la ciencia espacial que venías buscando, la propulsión, los cohetes, la exploración del universo (que estará a cargo de otros, a alegres hombros de tu trabajo)?
-¿y qué tal, una vida de deleite y esfuerzo artístico, por el motivo del arte mismo? ¿Por qué no sumergirse en el mundo sensorial? (¿no es esto igual de sacrificado, específico y alienante que una carrera científica?)
-¿qué tal sería una vida ascética, de contemplación, de caminata, de tosca simplicidad y bien tejidos pensamientos?
-¿por qué una sola cosa, y no todas? ¿Por qué planear, si es todo tan incierto, en lugar de entregarte a los impulsos vivos, a las fluctuaciones del espíritu? ¿Es esto algo bueno? ¿No estamos saltando al vacío continuamente, haciéndonos creer a nosotros mismos que sabemos lo que va a pasar?
Sé cosas ahora, pero son superficiales. Puedo aprender más cosas, y desarrollar otras habilidades, pero serán sólo ilusiones que me permitirán seguir jugando atada a la Rueda. Elegí física hace muchos años pensando que quizás era algo que valía un poco más la pena estudiar, en comparación con cualquier otra ocupación; pero veo ahora tan claro como lo intuía entonces, que es sólo otro entretenimiento. Quizás mi problema es que recuerdo demasiado bien la imagen del fondo del cuenco, y me convenzo de que conozco su forma; precisamente por eso, todavía no logro hundirme de vuelta en él.
Este mundo es un campo abierto, un océano interminable, sin dirección privilegiada. No es difícil ver que las doctrinas no sirven de nada al que no quiere engañarse. ¿Cuál es el camino, entonces, que lleva de vuelta al nirvana? ¿Existe? Sabiendo que no está trazado, ¿qué debería hacer mientras tanto? ¿Dónde se origina el impulso que deben seguir mis pasos? ¿En mi cuerpo, en las corrientes humanas, en el viento de un río, en la electricidad de mi razón, en lo que detectan mis sentidos? ¿En la Piedad, en el Brío, en la Amplitud?
¿Hay algo cierto en este mundo?
2. studying physics might have been some fucking nonsense on my part.
Pero creo que estoy entendiendo de a poco la lección: nada puedo asegurar en este universo caótico, y sería necio pretender hacerlo. Sólo puedo manejarme con generalizaciones, tan buenas como mi tiempo y mis ganas me lo permitan. De manera que quizás tenga más sentido abocar mis días a cosas que sí me diviertan, o me enseñen algo que no sepa, o por lo menos (¡como si fuera poco!) me mantengan en movimiento.
Este mundo es extraño, terrible, amplio, vibrante y tan, tan familiar
que ya no veo mucho sentido en intentar entender el funcionamiento de alguna de sus maquinarias específicas, elegida arbitrariamente, por el sólo divertimento técnico.
Necesito alguna empresa más conectada, que no sea ya tan lejana de las entrañas, el calor y las cosas que se mueven. Porque el investigador moderno encuentra su sosiego en la creencia de que es un sabio que observa al mundo desde su oficina, como quien escudriña la playa desde un alto faro, sin darse cuenta (o ignorando a propósito) que él mismo es nube de tormenta, y no tan sólo un cerebro.
1. incerteza
Una monita, acá sentada entre los pastos, tan significante como un pasto más. Bien. Al menos yo sí me puedo mover.
Nadie sabe qué es lo que va a pasar. Ni en 2 segundos, ni mañana, ni el año que viene. La física lo permite, la naturaleza lo exige. Es una idea tan abrumadora que no resulta extraña la obsesión controladora con que la evolución nos ha obsequiado y engañado todos estos años.
Y sin embargo, la persona razonable debería abocarse a la difícil tarea de intentar ser sincera consigo misma sin volverse loca. Dejemos la ilusión del determinismo para los arrogantes que crean que pueden controlar todas las variables; tanto el pasado, como el presente y el futuro son en gran mayoría un misterio incierto para nosotros los monitos, y mejor sería que comprendamos cuán profundamente están basadas nuestras conductas en la astucia y el arrojo que tengamos para apostar. Porque a fin de cuentas, ¿no es cada paso una apuesta? ¿cada comida, cada persona que esperamos que llegue, cada día trabajado, cada compra, cada estudio, cada sueño que intentamos traer a la realidad? ¿No es increíble que nos hayamos acostumbrado tanto al vértigo, que lo ignoramos y hasta creemos en un Orden?
Sobre la pulsión salvaje
Existe un ritmo de trote al cual una puede andar sin cansarse nunca.
Existe un color indescriptible en el fundamento de cada fuego, y un misterio eterno de no conocerlo nunca por completo.
Existe una vida sensorial, alerta e impredecible, que nos recuerda nuestro estado animal.
Existe una llamada, en la turbulencia de la sangre, que nos atrae inexorablemente al seno de la peligrosa Naturaleza, y nos recuerda que somos inseparables partícipes de ella cada vez que nos arde el corazón como una llama incontenible.
Y es que la vitalidad invade cada fibra de mi cuerpo con la mayor intensidad posible, sólo cuando la inmensidad del mundo a mi alrededor se hace evidente, y las arrugas de la Tierra me rodean, y se desdibujan en las fronteras de mi piel, y el viento se lleva mi pelo como si ya no fuera mío, sino un tornado más en la fiebre del movimiento. Y mis ojos ya no son entonces más que vidrios separando lo externo de lo externo, lo interno de lo interno, el mundo de sí mismo.
Ya escribí demasiado sobre vos
Ya escribí demasiado sobre vos
creí que te ibas a diluir en mis letras
pero no, seguis ahí, tan real como siempre
con tu sonrisa y tus ojos tristes
Quizás, si sigo escribiendo, algún día no me conozcas más
y te deje de doler, y me dejes de doler
y te diluyas en mis letras
y tanto vértigo y momentos que no fueron y yerba en tu matecito y nos queríamos en negro no hayan sido escritos en vano…
El hombre más sensato es el que no tiene nombre ni firma, porque las reconoce necias.
El más perspicaz es el que no se deja engañar por imágenes, porque ve que el núcleo no tiene identidad, y todo lo demás es vanidad inconducente.
El más honesto es el que no se arroga pertenencia, porque entiende que todo está enteramente librado a los vaivenes del mundo.